miércoles, 5 de noviembre de 2008

Un cielo lleno de estrellas

Hace muchos años, en una pequeña localidad llamada Trupan, de Chillán al interior, mi mejor amigo y yo, acostados a la orilla de la linea del tren, a media noche, observábamos el cielo, repleto de estrellas, majestuoso, impresionantemente grande y lejos.

Esa era la conversación, y un sentir hubo en mi estomago, me sentí demasiado chico e insignificante, concluíamos que nuestras mentes no alcanzaban a dar para imaginarnos lo lejos que estaba la estrella mas cercana.

Anoche, me volvió ese sentir a mi corazón, luego de experimentar lo que era totalmente imposible para mi hace muchos años, ahora es cercano, y es el El Reino de Dios en mi vida, que supera en tamaño al universo, lo contiene, y lo más impresionante es lo incluido que me siento en él y aunque mi cerebro me alcanza para imaginármelo, ya que lo hago constantemente, sé que nunca voy a terminar, por lo menos mientras esté en esta tierra.

Ahora que tengo esta convicción arraigada en mi ser, comparo esas noches de campo o bien en el valle de la luna, increíblemente estrelladas, con la grandeza y el poder de la palabra de nuestro Dios, o sea, La Biblia como ese cielo repleto de estrellas, con su manto azul y en él las estrellas como sus versos.

Anoche le regalé una estrella a un amigo, Salmo 1, y a su esposa otra estrella Salmo 37:1-8, a mi hoy me regalaron Salmo 119:105, y así podemos bajar todas las estrellas del cielo que alumbran nuestro camino, y dan gozo y dulzura a nuestro caminar.

Las estrellas son de todos.
Pero nadie se puede adueñar de alguna, aunque lo trate.
Algunos le ponen nombre o bien fechas importantes.
a veces nos encandilamos con su gran luz.
Otras veces nos olvidamos que existía esa en particular y nos vuelve a sorprender.
Todo el tiempo encontramos nuevas estrellas, y las admiramos.
A veces amigos nos muestran las suyas y lo que les sirvió en su vida.

Lamentablemente, hay mucha gente que nunca se detiene a mirar el cielo, lleno de hermosas estrellas, ignorando que su vida podría ser mejor.
Como esos dos adolecentes que se tiraban en la hierba a media noche a contemplar el cielo, sin importar nada.

Acercar el Reino de Dios a la gente que nos rodea es lo mejor que podemos hacer.

2 comentarios:

Marcela Paz dijo...

regalar....una estrella escrita con la Palabra del autor de cada una de ellas es, sin duda un acto lleno de ternura que solo lo comprenden los verdaderos amigos...y ellas al mirarlas nos sonrien con su tintenear en cada carcajada.
Un abrazo

ghfgfh dijo...

la estrella de hoy: Cnt 8:4...y una gran lección.
Agradezco a Papá por usarte tanto y poner esas palabras de salmista en tu boca.
espero por el post con la metáfora del pollito!!
debo decir que hoy me toco aplicarlo, y entre nos, gracias a Papá me di cuenta que estoy más interesada en "empollar" y "hacer mis cosas" que en romper el cascarón... eso es bueno :)

Dtb!