Millonarios

Esta es la historia de una ciudad donde había una lotería. Repartía sólo un premio, siempre el mismo pero tan grande que no se podía contar.
Las personas que viven en la ciudad trabajan todo el día, son muy ocupados, tanto así que parecen esclavos de sus propias vidas, todo el día ocupados, y por las noches tan cansados que ya no quieren pensar en nada. Su esperanza esta gastada, no creen el cuento de la lotería, de que el premio es incontable, pero hay un grupo de personas que se han ganado la lotería. Sus historias son de las más variadas.

Uno tomó el premio y lo quería disfrutar solo, así que no le contó a nadie. Siguió su vida normal, y de vez en cuando sacaba un poco, y lo gastaba, pero nunca le dio productividad, ni si quiera le ganaba al interés que daba el banco, como sabía que era grande el premio, nunca se preocupó si acaso no daba frutos.

Otro fue más soberbio, y le contó a todo el mundo de su premio, y se llenaba la boca con las bondades de éste y lo afortunado que había sido. Fanfarroneaba acerca de que el resto de su vida iba a estar con todas las comodidades imaginables, pero tampoco lo hizo fructificar, si no que se jactaba de su situación y miraba con pena al resto de la gente que lamentablemente lo estaba pasando tan mal.

Por ahí escuché una vez que entre más dinero tienes, más problemas, mucha gente que no tiene tanta plata, le gustaría verificar este dicho, y arriesgarse a que sea verdad, y es que todos tendemos a pensar que seríamos buenísimos administradores de grandes tesoros. Pero, ¿de verdad lo somos?

Otro ganador del premio fue y lo compartió, ocupó su tiempo, sus ganas, y su dinero en visitar amigos y compartirle del premio. Se lo compartió a pobres y ricos, a soberbios y mansos, a personas sin esperanza, a mendigos, a ancianos, a niños, a toda persona con la cual tenía oportunidad, y ¿sabes cuál fue el resultado? ¿podía tener más grande su premio si este ya era incontable de lo infinito? no, ¿verdad?.
Pero a la primera persona que se lo compartió, este se ganó el premio. Entonces se dio cuenta que se duplicó.
No todas las personas a las cuales le comparte su premio se lo ganan, una persona una vez no quería recibir de la ayuda que le daba el ganador, y es que era tan orgulloso que opinaba que todo lo que el poseía sólo podía ser debido a su propio trabajo, no aceptaba regalos, ni menos se imaginaba ganando ese premio infinito.

El premio infinito es el amor de Dios. No es como el dinero: este no se acabará nunca jamás. Nadie mejor para describir las bondades del premio que alguien que se lo ganó y lo vive a todo full, alguien que disfruta de este regalo, puede repartirlo, invertirlo y multiplicarlo ya no en uno, por que no podemos recibir más que "todo", si no para que otros disfruten también de las bondades de este amor infinito.

Ganar este premio es muy fácil, sólo debes acercarte a alguien que ya lo recibió y preguntarle donde y como conseguirlo.

... y tu, ¿comprarás el boleto ganador?